Huelgas en Justicia

El derecho fundamental a defender los propios derechos mediante una huelga, no seré yo quien lo niegue a ningún trabajador.
Partiendo de la anterior premisa, cuando te haces más de 700 km para asistir a un juicio y en el momento en que sales del Hotel en dirección al Juzgado te avisan de que la vista se pospone hasta casi dos meses más tarde, adquieres una perspectiva diferente.
El trastorno y descoloque que te produce esa situación, con el consiguiente cambio de agenda, es muy triste para quienes, como muchos de nosotros, hacemos, a diario, malabares para cuadrar las citas, el estudio, las comparecencias en sede judicial, notarial, etc.
No somos culpables de que las justas peticiones de los huelguistas no sean atendidas, pero somos los que sufrimos las consecuencias, no las soportan los responsables de hacer las imprescindibles concesiones, las aguantamos los justiciables y los profesionales liberales de la justicia. Y lo peor es que ninguno de nosotros recibimos compensación ni indemnización alguna, y nuestros clientes pagan las consecuencias.
Las huelgas pueden ser necesarias, pero ¿y nuestros derechos, los de los que acabamos siendo las víctimas involuntarias?

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